jueves, 24 de septiembre de 2015

Conozca el sensor que conecta cualquier electrodoméstico a internet


Con el internet de las cosas, los hogares se parecen más a los de los supersónicos. La tecnología SmartThingQ permite a sus usuarios programar tareas como controlar el ciclo de lavado de un lavavajillas, regular la temperatura del aire acondicionado o saber cuánto se ha terminado de lavar la ropa.

En realidad ya hay dispositivos que automatizan estas tareas, lo novedoso del dispositivo creado por LG es que no hace falta que nuestro electrodoméstico ya venga de fábrica conectado a internet, pues en realidad, SmartThingQ no es más que un sensor que podemos conectar a cada uno de nuestros aparatos LG para hacerlos más inteligentes y para que integren sus tareas en el mundo tecnológico.

Además LG en la pasada IFA presentó una nueva gama de electrodomésticos que, éstos sí de forma nativa, incluyen todo tipo de conectividad, como por ejemplo un horno que se baja recetas de internet, un aparato de aire acondicionado que nos informa en el móvil de todo lo que está pasando en nuestra casa...


Hasta el momento el precio del sensor SmartThingQ es una incógnita, así como tampoco la empresa coreana ha explicado su forma de conexión. Habrá que seguir esperando noticias para ver si nos encontramos ante una Robotina.

lunes, 21 de septiembre de 2015

¿Son posibles las máquinas y robots de las películas?


A muchos de nosotros nos ha marcado una película de ciencia ficción, en la que una super máquina es la protagonista o por lo menos es parte esencial de la trama. Por la mente nos pasa la inquietud de si realmente es posible que exista una creación así. BBC publica un artículo sobre la viabilidad de dichos robots.

De acuerdo con la publicación, la Inteligencia Artificial (IA) que representa la posibilidad de hacer máquinas inteligentes, es una tendencia nacida  en la década de 1950 y mucho se ha avanzado desde entonces. Los motores de IA funcionan con algoritmos inteligentes que ofrecen sugerencias sobre libros y películas en Amazon y Netflix e, incluso escriben su rara reseña.

El robot asesino El T-800, conocido como Terminator, apareció en la saga con tejido vivo sobre un endoesqueleto de metal y está programado para matar por órdenes de Skynet, un sistema de inteligencia artificial que se ha apoderado de las computadoras del mundo con el fin de destruir a la raza humana.

El ejército de EE.UU. desarrolla robots que recuerdan los de las películas Terminator. Hasta ahora ningún sistema de IA tiene conciencia y todos están programados para ayudar a la humanidad. La excepción son los robots militares, de los que cada vez se producen más para ser desplegados en campos de batalla, donde su papel podría ser más discutible.
La unidad Darpa del Ejército de EE.UU. está desarrollando kits robóticos, como exoesqueletos, para darles a los soldados fuerza sobrehumana y capacidades visuales que les facilitarán la toma de decisiones.


Por su parte el robot colaborador C-3PO, es el humanoide de la saga de "La guerra de las galaxias". Está diseñado para servir a los humanos y presume de ser capaz de comunicarse usando seis millones de formas distintas.

Los robots de la icónica historia han servido de inspiración a la industria de la inteligencia artificial Su principal labor es cuidar la etiqueta, las costumbres y las traducciones para ayudar a que las reuniones entre miembros de distintas culturas funcionen sin problemas.

En el mundo real, los robots de compañía empiezan a hacerse presentes. Pepper es un robot humanoide, desarrollado por la compañía de tecnología SoftBank, que salió a la venta en Japón este verano agotándose casi inmediatamente.


Su principal atractivo reside en que se supone que es capaz de reconocer las emociones humanas. Así que si él te ve triste al volver a casa después del trabajo, te sugerirá que pongas algo de música.

Los anteriores son algunos ejemplos de la producción de máquinas salidas del cine para el mercado, que si bien no son tan deslumbrantes como las vemos en las pantallas, cada vez son más comunes. De acuerdo con eso la inquietud no es si existen, sino cuánto podemos o queremos pagar por ellas.